Estoy de exámenes y los odio con toda mi alma. No, no como todo el mundo, muuucho más. Me pongo tan taaaan nerviosa que acabo haciendo el ridículo de la manera más espantosa.
Hace un año estaba en un exámen que no estaba yendo bien .Con la boca seca , resfriado monumental por los aires acondicionados y los labios y la nariz resecos total . No tenía agua y pedir ir al baño a beberla no era una opción. Entonces se me ocurrió la genial idea de echar mano al cacao de labios, no refresca la boca pero le da un toque, el mio tiene sabor a fresa así que me dí por toda la boca y comisuras muy generosamente. Cuando acabo el exámen se lo doy al profe que me miraba como si fuera un extraterrestre. Encima me mira mal el tío...pensé. Y como ya tenía mi exámen entregado me fui al baño a refrescarme un poco...Ais, the horror, no me acordaba que el cacao además de olorcito a fresa pintaba color fresa y parecía que Carmen de Mairena me hubiera pintado los labios en un ataque epiléptico . Ahora entiendo la cara del profe ( le quité el mal de ojo enviado mentalmente).
La culpa de los nervios, que son muy malos.
Jajaja, el profe tuvo que flipar! Aprobaste?
ResponderEliminarQué va! Lo peor es eso tener que repetir el examen con el mismo profe. Pero ahora ya sabe que voy armada y soy peligrosa.
ResponderEliminarjajajaa ¡mucha suerte Lola! tómate una tilita...
ResponderEliminarGracias, necesito un milagro! Y tila para caballos
ResponderEliminarMe partoooooooooooo con los morros como la mujer de Jesús Gil.....
ResponderEliminarTía y el dibujo que has puesto? qúé grande...!!!
Dicen por ahí que contra la ignorancia, imaginación. Mis profes podrían hacer un blog de anécdotas y se hartarian de escribir.
ResponderEliminar