En algún sitio leí alguna vez que la gente alta cobra más que los bajitos, los rubios más que los morenos y los hombres más que las mujeres. Lo que no leí es que si eres mujer, bajita, morena y vistieras informal, desaparecieras del espectro visible.
Esta mañana tenía entrada para una exposición de empresas, de esas que ponen tu nombre y el de la empresa para la que trabajas (en la mía ponía visitante de otra galaxia) en una tarjetita que te colocas en la solapa. Me ha sorprendido ver que a no ser que seas o parezcas ser algo en la vida, normalmente no te hacen ni puñetero caso en ningún sitio, sólo las azafatas que presentan productos son muy amables y te responden a tus preguntas, los responsables de los stands pequeños después de darte un repaso general de pies a cabeza suelen mirarte la tarjeta de la solapa antes de abrir la boca para saber de que empresa eres, si no perteneces a ninguna, no les interesas y te sacan de encima con una escueta respuesta y cara de asco. Los negocios son los negocios y en este mundo parece que sólo los hacen los gordos rubiales con traje, metro noventa y doscientos kilos, para ellos todo sonrisas y todo explicaciones, aunque no alcances a ver de que empresa vienen.
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Origen de la foto en este enlace |
Recuerdo en una empresa que trabajé hace unos años que un hombre joven se presentó con un currículum con foto donde se le veía ...con una escafandra, por supuesto el puesto no tenía nada que ver con el Nautilus ni con el fondo del mar ni el espacio exterior pero por alguna razón al hombre le pareció buena idea poner esa foto allí. Nunca lo contrataron.
Entiendo la diferencia entre lo adecuado y lo elitista y lo de hoy era estúpidamente elitista. Mi conclusión de hoy es que el mundo es demasiado competitivo, y por lo visto, las apariencias son de lo más importante. Así que esta misma tarde me voy a las segundas rebajas a ver si encuentro unos tacones y un traje que de el pego, lo de las mechas californianas lo dejaremos para más adelante.